3ª PARTE

REME Y YO
REME Y YO

3-1 Nunca tuve problemas, incluso de niña, en relacionarme con personas de todo tipo, es decir, gitanos, no gitanos, blancos negros o amarillos, y la edad tampoco fue un obstáculo. Si me caían bien, a por ellos, o emigraban a otro país, o me tenia que “tragar”(soportar) pues intentaba hacerme amiga de ellos e involucrarlos en mis “tonterías”, o más bien, en mis ganas de disfrutar de la vida, sin malicia, y por supuesto sin segundas intenciones (todavía hoy, esas ganas se resisten a abandonarme) Hablo de Reme,muy amiga de mis padres, y por su`puesto mía. Ella y yo pasamos momentos únicos. Fue muy importante en una etapa de mi vida(la adolescencia) donde la soledad se hacía sentir por ser extranjera.

3.2 En aquella época debido a mi edad, no tenía muchas amigas españolas. En mi entorno no había y las compañeras(francesas) de colegio, quizás porque yo era extranjera, guardaban las distancias.. Mis padres estaban muy atentos a todos mis pasos, para evitar posibles problemas y como me gustaba hablar y relacionarme con todo el mundo estaban muy atentos a cuanto sucedía en mi entorno. También es cierto que ya era mocina, y con los tiempos que corrían en Paris, como para no hacerlo. Reme debía rondar los 60 (la edad de mi abuela por aquel entonces), eso no impidió que pasáramos juntas momentos muy especiales. Tenia un espíritu juvenil y unas ganas de vivir tremendas (lo cual encajaba a la perfección conmigo) ya que siempre tenia en mente alguna aventurilla (claro esta, a escondidas de mis padres). Esta señora, trabajó mucho en su vida, tanto en España durante la guerra, para sacar a su hijo adelante (era viuda), como después en Francia, donde trabajaba día y noche. Por el día trabaja en una casa, donde hacia de todo, lavar, cocinar, planchar, etc. Por la noche, estaba a cargo de una residencia de ancianos. No se le ponía nada por delante, y hablar francés, más bien nada. Siempre decía, que aprendieran ellos español, que a su edad, no pensaba hacerlo. Desde luego, hablar nunca habló mucho el francés, pero se hacia entender de maravilla. Además tenía un gran sentido del humor, y era muy alegre. Nos hicimos muy amigas, secundaba todas mis ideas, por rocambolescas que pareciesen, eso sí, tenía que convencerla y rogarle bastante, pero disfrutaba tanto o más que yo de ellas, aunque después siempre se quejaba. Solía descansar los miércoles, y un domingo al mes. Como estaba tan cansada, los miércoles, comía en casa conmigo; siempre había lentejas, pues a ella le encantaban. Mama nos dejaba la comida hecha, y yo ese día, no comía en el colegio para estar con ella. Para compensar a mamá, le cosía o remendaba la ropa de trabajo de papa, que nunca terminaba de hacer, pues siempre se dormía.

 

3.3 El domingo que tenía libre era sagrado, salíamos juntas, a poner en práctica mis ideas. Reme, era alta, debía medir más de 1m75 y rondaría los 100kg. Digo esto, porque un día se me ocurrió que teníamos que ir el zoo de Vincennes. Lo visitamos por supuesto, de arriba abajo y de abajo arriba. Ella pedía clemencia porque estaba cansada, pero me seguía a todos los sitios. Al final, le propuse que diéramos un paseo en camello, (a la entrada del recinto había varios y se alquilaban para dar un paseo por el zoo) a lo cual Reme, se negó en redondo, pero claro yo insistí e insistí, y aceptó. Nos subimos al camello, que estaba echado, y cuando empieza a levantarse, Reme, empieza a gritar, era bastante escandalosa, cuanto mas gritaba, mas me reía yo, y se fue haciendo un círculo de gente alrededor nuestro, atraídos por sus gritos. El camellero, estaba alucinado, intentando calmarla, y ella que se quería tirar de la silla. Por fin, el señor, da orden al camello de que se vuelva a recostar, para que Reme baje. Ay, Ay, pero ella no podía bajarse, se había quedado atascada en la silla, y seguía gritando. El camellero tirando por ella y ella no podía salir. La gente jaleando al camellero y a Reme. Yo con mis 45Kg intentando tirar de ella también. Ella diciéndome," de esta no te libras porque te mato, no llegas viva a casa", etc. etc. Cuanto más gritaba y me reñía, mas me reía. Por fin con ayuda de ciertas personas del publico (porque teníamos publico, aquello era un numero.) consiguió salir y a toda carrera, y según ella, llena de moratones nos fuimos a casa. Al llegar, empezó a contarles a mis padres, todos los problemas que le había causado, y diciendo que quedaría invalida para toda la vida. Cuando terminaron de reírse a gusto, y ella cada vez mas enfadada, se fue, diciendo que no pensaba hablarme más. Claro que me volvió a hablar, aunque me lo estuvo reprochando toda la vida, pero hubo mas aventuras.

3.4 Cuando mi padre empieza a defenderse en francés, decide sacar el carné de conducir. Ella que se entera, también quiere sacarlo, pues le encantaba la velocidad. Mi padre va a hablar con el dueño de la auto-escuela, y él por supuesto encantado, de momento... Empiezan sus clases, pero claro, ella no quiere aprender las señales, solo conducir.

 

En aquella época, desde el primer momento te ponían al volante, pero también tenias que asistir a las clases de teórica. Pues no, ella se negaba en redondo, unoporque no las entendía muy bien, y otra porque eso a ella no le interesaba, solo quería conducir para correr y adelantar a todo el mundo(según sus palabras) Como el dueño de la academia, vio que era un poco tozuda, decide darle las clases personalmente, y la primera vez la acompañé sentada detrás.. Le explica como tiene que empezar, ella dice a todo que si, y sale disparada, dando saltos el coche, porque no había quitado el freno de mano. Se lo quita el Prof., y acelera, de tal manera, que el coche salió disparado y se subió a la acera. El Prof. dio tal frenazo, que a poco salimos por el parabrisas, los tres. Ella ni se inmutaba, encima mira para atrás, y me dice: ¿Verdad que se me da muy bien? El Prof. vuelve a intentar explicarle todo el proceso, ella vuelve a arrancar, y pasa un semáforo en rojo, porque según ella, en ese momento no pasaba nadie, Otro frenazo, al Prof. ya le salía el humo por las orejas, y suspende la clase. Cínica como ella sola, chapurreo el francés, porque apenas sabia el idioma, le dice, que el miércoles próximo vuelve, puesto que le gusta mucho.

Al miércoles siguiente, vuelve a ir a clase e intenta llevarme con ella, a lo cual me niego rotundamente, porque pasé miedo, verdadero miedo. Intenta sobornarme, pero no, no pico. Se fue toda enfadada, pero volvió aun más, pues según ella, el Prof. no sabia de la misa a la media de clases de conducir, pero que ella insistiría. Efectivamente volvió, y fue la ultima vez, ya que el Prof. se negó en redondo a darle mas clases, y le dijo a mi padre, que el no se ponía en peligro. Que esa señora si seguía, le arruinaría la academia y la vida. Ella no lo quería entender, e insistía en que quería aprender a conducir, aunque papa le habló claro y le dijo exactamente lo que le había contado el dueño de la academia. Reacción de ella: empezó a reírse, y nos dijo que ese tipo era un calzonazos, que no tenía ni idea. Lo intentó en varias autoescuelas, pero siempre le pasaba algo, no daba explicaciones, pero nosotros nos figuramos el porque de tanto cambio de auto-escuela.

 

Como seguía, con la fijación de que quería aprender a conducir, un día que íbamos de compras con mi madre, vi unos coches de choque, y le dije que ese era el mejor sitio para aprender. Mi madre, que ya veía venir el jaleo, decía que no, y yo diciendo que si, que era un sitio estupendo para dar clases, y después que solo tendría que ir a la academia, para que le dieran el carné. Mamá le decía a Reme, de que no me hiciera caso, que después vendrían las consecuencias y que ella no quería saber nada de nada. Pero claro, tenia tantas ganas de conducir, que la convencí y aceptó encantada. En aquel momento, no había muchos coches en la pista, y todos iban conduciendo sin chocar unos con otros, lo vio clarísimo y se decidió. Nos pusimos en un coche, pues yo tenía que subir con ella. Imaginaros, una mujer alta fuerte, que ocupaba prácticamente todo el coche, y yo, una filimica, atrapada y espachurrada al lado, que apenas podía respirar. Empieza el movimiento, y todos los coches que estaban en la pista vienen hacia nosotros, de frente, por atrás, de lado, etc. Nos dieron como pa el zorro. Empezó como siempre, a gritar, y que quería salir del coche. El encargado diciéndole que no, que era peligroso, que lo iba a parar todo y que después saliera. Pero ella no atendía a razones (yo entre risas, se lo estaba explicando) pero quería irse, y cuanto más gritaba, mas nos daban. Salió del coche corriendo, el encargado detrás de ella, con las manos en la cabeza diciendo que estaba loca, mi madre retorciéndose de risa, y yo encantada de la vida con el show. Pero claro, ahí tenia razón la pobre, se ganó unos cuantos cardenales, el enfado de ella era mayúsculo, no paraba de gritar y gesticular, mi madre no paraba de reírse, y ella diciendo que tenia una hija que era una sinvergüenza, que la quería matar.

No hubo compras, nos fuimos para casa, y ella se fue para la suya diciendo que no pensaba hablarme más. Cada vez que sacaba el tema, de que quería aprender a conducir, mi padre le decía: si, si que te lleve a los coches de choque, que seguro allí aprendes. Y claro, se armaba la gresca. Siempre que podía me lo reprochaba, y acabábamos riéndonos, porque según ella, estaba invalida de por vida a causa mía (era mentira por supuesto).

 

3.5 Algunas veces, paseábamos muy formales, sin meternos en ningún lío. Otras íbamos al cine. Empezamos a ir las tres, mama, Reme y yo. Pero mi madre a la segunda película, no volvió, nos dejó por imposible. Solo nos gustaban las de risa, y como nos reíamos muy fuerte, la gente protestaba, y claro ese jaleo a mi madre, como que no le gustaba mucho. Papa, huía como de la peste, de los líos, conocía el percal, y le gustaba mas saber las cosas a toro pasado. Otras veces, no salíamos y jugábamos a las cartas, pero también terminó en agua de borrraja. Empezamos jugando los cuatro, y debido a los líos que había jugando, mama desistió enseguida, y yo como tenia mal perder, también lo dejé. Reme era una tramposa, y mi padre mas, los dos querían ganar, pero con chanchullos. Los problemas estaban servidos; los dos se tomaban el juego muy en serio. Después de unas cuantas trifulcas (nunca llegó la sangre al río), mi madre prohibió el juego.

3.6 Después de un tiempo, al estar tan cansada, deja de trabajar por las noches, en la residencia de ancianos, y en la casa donde trabaja,  le cambian el descanso a los fines de semana.

Un domingo le propuse ir a dar un paseo al bosque de Vincennes, a las afueras de Paris, precioso por cierto, donde había un lago y barcas para pasear por él.

Al ver gente en el lago remando, me entraron ganas de dar un paseo en barca. Claro está, Reme se negó en redondo, porque según ella, no sabía remar, y no sabía nadar. Ademas, aquellas barcas eran muy pequeñas. Desde luego yo tampoco sabia nadar, en aquella época, y tampoco remar. Pero como quería ponerme en la barca, de eso nada le dije.

Como siempre insistí e insistí, diciéndole que era una experta en el tema, y que mirase, que era muy fácil. En fin, me costó lo mío, pero la convencí. Nos pusimos en la barca, que empezó a balancearse peligrosamente y ya empezó a gritar, por fin a base de explicaciones se calma, y el barquero con una especie de pértiga nos empuja hacia el centro, para que rememos y diéramos el paseo.

¡Ja! Remar, yo no sabía remar, ella tampoco y debido a la diferencia de peso, la barca se inclinaba hacia el agua por el lado de Reme. Yo pasándolo “bomba” y ella súper recelosa, y mosqueada coge los remos se pone a remar y yo también, pero como no sabíamos, en cuenta de avanzar, empezamos a girar en círculo. Aquello no avanzaba ni pa lante ni pa tras, solo girábamos.

 

Como siempre, empieza a gritar que quiere bajarse, el remero desde la orilla dando voces, e intentando decirnos como debemos coger los remos. Nada se escucha por los gritos de Reme. La gente de la orilla e incluso los que estaban en el lago, dándonos consejos, y riéndose a nuestra costa

Estábamos  en medio de lago, hasta allí habíamos llegado, y  Reme  quiere bajarse.  Se levanta de la barca, y empieza a pedir socorro a pleno pulmón..

Uyyy aquello se empieza a balancear peligrosamente, menos mal que el lago (mas bien un estanque) no era muy profundo, el barquero desde la orilla y a gritos  intentado calmarla, pero ella nada. Yo ya me veía en el lago con ella, y ahí si que no me salvaba ni la caridad, de una buena tunda, por tener ideas peregrinas.

El paseo en barca, casi sin empezar, termina.  El barquero nos tiene que venir a buscar y  remolcarnos hasta la orilla, y riéndose de nuestra “pericia”

Yo  dándole explicaciones al señor, y pidiéndole por favor que si quería vivir,  que no se riera, que peligraban nuestras vidas. Ella mientras tanto, amenazándome  de muerte, y que nunca,  nunca volvería a ir conmigo a ningún sitio.

 

Cuando llegamos a la orilla, nuestro público (porque aquello fue otro espectáculo) nos aplaudió por llegar sanas y salvas. El barquero, que era muy gracioso, le dice a Reme, (yo se lo traduzco) que estábamos invitadas a otro viaje. El gesto que  le  hizo con el dedo, ya os lo podéis imaginar.

 

 

CONTINUACIÓN

3.7 Otro día la convencí para ir a pasear y conocer  el barrio de “Pigalle”, en aquella época (no sé ahora)  era poco recomendable. Pero como era sobre las 3 de la tarde, creíamos que todo iría bien. Ya, ya. Las chicas estaban en los portales (escasamente vestidas) en busca y captura de clientes.

 

Nosotras que por desgracia, éramos poco discretas,  mirábamos, comentabamos, etc.

¿Qué pasó?, pues creyeron que éramos la competencia, y empezaron a gritarnos,  e insultarnos. Tuvimos que irnos a toda prisa.  Por fin, recalamos en un café, y al hablar de ello (por una vez no se enfadó) solo me dijo, ni se te ocurra comentarlo en casa, porque tu padre nos mata. Nos miramos y nos dio un ataque de risa, al pensar  que las “chicas” nos habían visto como una posible competencia.

 

 

3.8 Una de las cosas que más nos gustaba a las dos, era ir a bailar, aunque yo no tenía edad para entrar al baile.

 Reme decía que era mi abuela y que me acompañaba, y por supuesto nos dejaban entrar sin más, además era un baile de españoles.

 Pero ahí la que tenía el problema era yo, pues la mayoría de las veces no podía bailar con el chico que venía a invitarme. Si no le gustaba a ella, pues decía que no, que no bailaba, y yo me quedaba sin bailar y enfurruñada.  Y terminábamos riñendo.

 

Yo le decía: “pero bueno Reme, ¿con quien  quieres que baile?”, y ella muy ufana me señalaba a un chaval, y me decía: con aquel….

 Pero Reme como voy a bailar con ese chico,  si no me saca a bailar. Contestaba: espera que esto lo arreglo yo.  Se levantaba,  y le decía al muchacho que le gustaba a ella: anda “guapin” baila con la mi nieta que es muy tímida. El pobre venía a bailar conmigo. Yo, quería que me tragara la tierra, vergüenza mayor en mi vida.

 Reme, tan campante, riéndose y diciéndome: ahora busco uno pa mi. Todos eran jóvenes. Pero ella bailaba hasta quedar  agotada.

Como Reme era muy divertida, los chicos que bailaban conmigo también lo hacían con ella, ya que se reían mucho, pues bromeaba con ellos, y les proponía matrimonio (en broma claro) y no les importaba en absoluto que les doblara la edad. Por supuesto, todos eran muy educados y nunca le faltaron el respeto, ni a mí tampoco. Les hacia gracia, que “mi abuela” me acompañara al baile.

 

Hace años que Reme falleció, lo cual sentí muchísimo, y siempre estará en mi recuerdo:

 

Primero: porque la quería tanto o mas que a mis abuelas.

 

 Y segundo: Gracias a los momentos tan divertidos y maravillosos que pasamos juntas,  se me hicieron mas llevaderas, algunas etapas bastante duras de mi adolescencia,  que pasé en Francia, por ser extranjera.

 

 

 

 

FIN DE MIS RECUERDOS

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